viernes, 12 de diciembre de 2008

Vamos, vamos Argentina...

... vamos, vamos a ganar, que esta barra quilombera, no te deja, no te deja de alentar.

Este es el famoso cántico de ánimo con el que las barras argentinas animan a su selección.
Siempre que veo algún video del Monumental de River en el año 1978, se me ponen los vellos de punta, toda la afición, todo un país cantando al unísono cuando la albiceleste se proclamaba campeona del Mundo por primera vez de la mano de gente como Bertoni, Passarella, Ardiles o el gran Mario Kempes, y en el banquillo uno de los dos grandes señores del fútbol argentino D. César Luis Menotti.

Después, como olvidar la argentina de 1986 o 1990, la Argentina de Maradona, entre el D10s, destacaban gente como Ruggeri, Valdano, Burruchaga, Caniggia, Goycoechea, todos ellos entrenados por el otro grande del fútbol argentino D. Carlos Salvador Bilardo.

Estos equipos han echo que yo me enamore de la albiceleste, que después de la selección de mi país, yo vaya a muerte con ellos. Pero los últimos años, esa pasión que siento por Argentina ha ido decreciendo. Hoy día casi es inexistente, Maradona el ídolo de masas ha ido sumergiéndose en el estercolero del payaseo mundial, y la AFA le sigue el juego.
Después de que esta gran selección haya tenido en el banquillo a gente, a parte de los nombrados anteriormente, como Marcelo Bielsa, Daniel Alberto Passarella, Alfio Basile, la AFA ha preferido que la albiceleste siga siendo un circo mediático antes que el equipo que enamoró a todo el planeta, el seleccionador es un Maradona acabado, dicen que esto es una sesión de entrenamiento...


miércoles, 10 de diciembre de 2008

Un gran libro


Hace unos meses leí un artículo en el que se recomendaba un libro, Los peces de la amargura de Fernando Aramburu. En la breve reseña del artículo literario se hace referencia a que es un libro que nos muestra de manera clara y sencilla la realidad del País Vasco, de sus habitantes, de los miedos de algunos y de los odios de otros. Me llamó la atención y lo apunté para que no se me olvidara.

Una mañana de sábado, dando un paseo sevillanísimo, de esos que nos encanta, entré en una famosa librería de la calle Tetuán, y salí feliz con el libro de 250 páginas.

Nada más llegar a casa empecé a leerlo y me duró apenas dos días.

Es un libro que se estructura en diez historias de diez personas distintas con un mismo fondo, la sinrazón del terrorismo etarra. Refleja el miedo de una sociedad, el silencio de un pueblo, una ciudadanía que mira demasiado para otro lado, el sentimiento de culpabilidad de las víctimas, el odio, el rencor o el desprecio por la vida humana del los que cometen estos actos de barbarie o de los que los apoyan.

Algunas de estas historias nos cuentan el sinvivir de un padre con su hija hospitalizada por ser víctima de un acto terrorista de forma casual, pasaba por la calle cuando explota un coche bomba. La huída de una madre con sus hijos, del pueblo donde han vivido, por ser la viuda de un policia asesinado. La vergüenza de los hijos de un hombre que es acusado de chivato de la policia. El pensamiento de un joven, que sabe que va a perder gran parte de su vida, encerrado en una celda. Los miedos y complejos de un joven de treintaytantos que vió morir a su padre de niño...

En definitiva, un libro, donde el autor, refleja con una claridad aterradora el día a día de un pueblo que vive en la oscuridad por la sinrazón de unos pocos.

viernes, 5 de diciembre de 2008

La censura en un mundo feliz

Los habitantes del país estaban orgullosos de lo que se había conseguido en treinta años de gobierno democrático, treinta años de gobierno único, treinta años de progreso.
Después de siglos de historia de pobreza, de humillación, de arrastrarse por las cloacas por unas migajas de pan, después de un remoto pasado glorioso, el ave fénix resurgía de sus cenizas. En esta tercera modernización del país nadie dudaba de que todas las libertades estaban consolidadas, que la censura era un oscuro recuerdo de la historia negra del país, una historia no tan lejana, vivida por una gran parte de la población del país.
El joven profesor era feliz en su primer destino, a pesar del absentismo y del fracaso escolar, a pesar de que el alabado y perfecto TIC no funcionaba en el centro, a pesar de que se encontraba ante un alumnado muy desmotivado, acunado en manos de una administración que hacía todo lo posible por ahorrarle esfuerzos, en pos de unos números favorables en educación frente al resto del continente.Una mañana llegó a sus oídos una noticia a la que no daba crédito. En este país próspero, defensor de todas las libertades, había centros públicos donde se censuraba en internet la entrada a cierta prensa muy contraria al gobierno del país. Una prensa en la que escribían algunos columnistas que muy a menudo eran más agitadores que narradores de opinión, y donde sus periodistas cargaban, a veces sin sentido, contra el partido del gobierno, ese partido que llevaba gobernando, como si de un cortijo se tratara, el país. A pesar de que el profesor no simpatizaba con este tipo de prensa no podía creer que en su país se hicieran esas, cosas que parecían olvidadas en el fondo de un baul oscuro y maloliente que se consiguió cerrar hacía ya muchísimos años, tantos que el joven profesor ni siquiera los había conocido.
Pasó el curso y el joven profesor fue olvidando aquella noticia, entre juergas, borracheras, estudios y exámenes de oposición, llegó Septiembre y el joven profesor recibió un nuevo destino.
Para una de sus clases necesitaba unos mapas y estadísticas para trabajar con sus alumnos, y recordó que en la web del susodicho periódico tenía una sección muy buena, que ha recibido incluso premios a nivel mundial, de donde podría obtener el material didáctico.
Recordó lo que le habían contado, pero una vez más no quiso ver la verdad, no lo creyó, pensó que eso sólo podía ocurrir en países más atrasados, donde imperara aún alguna que otra dictadura. Se sentó frente al ordenador, se conectó a la red, tecleó la dirección y.......





La realidad le golpeó en la cara y se quedó con cara de gilipollas, era cierto, había instituciones públicas donde se llegaba a censurar la prensa contraria al régimen...
Sintió asco por el mundo donde le había tocado vivir, sus convicciones de absentismo político quedaban asentadas cada vez más.

martes, 2 de diciembre de 2008

El inicio......

Este es el inicio de un nuevo blog, uno más de los muchos que pululan por internet.
No sé si durará mucho, es posible que cuando me dé cuenta que no tengo nada que contar lo borre, mientras espero que los que entreis en este manicomio disfruteis de los temas que hablaremos, unos serán más polémicos, otros de cachondeo, otros... ya lo iremos viendo.